UN LUGAR SEGURO PARA APRENDER LEJOS DE LA VIOLENCIA

Laura* de 16 años pertenece a una comunidad indígena en la frontera con Venezuela y Colombia en el departamento de Norte de Santander. Vivió hasta los 14 años en esta comunidad con su familia conformada por sus padres, 4 hermanos y 2 hermanas, antes de que fuera enviada a una fundación en el municipio de Ábrego*.

“Vivir en una comunidad indígena es normal. Siempre estamos unidos, en las buenas y las malas y la familia nos apoya en nuestros aprendizajes, sobre todo en nuestro lenguaje que es el motilón barí. Nuestra madre nos enseña y nuestro padre nos habla de recién nacidos para ir entendiendo el lenguaje. También nos gusta jugar fútbol”, comenta Laura.

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Como muchas jóvenes, Laura fue enviada a la fundación en común acuerdo con sus padres, para alejarse del conflicto armado y llevar una adolescencia en espacios seguros donde pueda ir al colegio, tener una rutina y hacer deporte con sus demás compañeros.

“Mi papá me llamó un domingo, cuando estaba jugando futbol en la comunidad y me dijo que conoció a una persona que tenía un lugar donde yo podía tener un futuro mejor. Le dije que sí, pero le había pedido una condición, que mi hermana también viniera conmigo. Al final no se pudo porque ella es mayor que yo, pero seguí adelante porque mi papá siempre piensa en la familia. Nosotros tenemos problemas de conflicto porque en mi territorio hay guerrilla y por eso tomamos la decisión de venir aquí”, menciona Laura.

La fundación a la que llegó Laura es uno de los socios claves que tiene el proyecto ‘A tu Lado’, financiado por la Unión Europea y apoyado por World Vision, HIAS y Profamilia, ya que se preocupa por el bienestar de niñas, niños y adolescentes que se encuentran en zonas de conflicto armado. Una causa que las organizaciones que participan del proyecto apoyan, siendo el objetivo principal salvar vidas.

“Al final llegamos a la fundación Oasis y yo no sabía nada de ella, me recibieron bien normal, pero me sentía como rara porque no conocía a tantas personas. Pero cuando ya empecé a vivir aquí fue muy bueno. Yo me siento a gusto porque tenemos una rutina. En la mañana nos levantamos temprano, nos bañamos, desayunamos, arreglamos nuestros cuartos y nos vamos al colegio. Luego almorzamos y en la tarde hacemos los trabajos, vienen proyectos como A tu lado, hacemos deporte y luego cenamos”, indica Laura sobre su nueva vida en la fundación.

El proyecto A tu lado ha realizado, de la mano de World Vision, distintas jornadas con las niñas, niños y adolescentes en la fundación, con el fin de que puedan aprender sobre sus derechos de manera didáctica y participativa, logrando que conozcan los lugares a los que acudir en caso de encontrarse en situaciones de cualquier tipo de violencia o vulneración de derechos.

“He hecho actividades para saber de mis derechos, sobre las emociones; hemos hecho muchas cosas. Aprendí que nosotros podemos ser libres como cualquier persona y podemos sacar a la familia adelante. Si en nuestro territorio hay conflicto, también aprendimos que podemos tener derechos. También aprendí a escuchar y a entender a los otros. Pude reflexionar mucho porque con mis primos ahora me llevo mejor con eso de entender a los demás”, menciona Laura sobre las actividades en las que participó con A tu Lado.

La meta de Laura es sacar a su familia adelante con el estudio ya que ellos le aseguraron la capacidad de estudiar. Quiere estudiar arquitectura para construir casas y porque una de sus materias favoritas son las matemáticas.

El proyecto A tu Lado seguirá apoyando las acciones que garanticen los derechos de las niñas, niños, adolescentes y sus comunidades en los departamentos de Norte de Santander y Arauca.

*Los nombres y lugares fueron cambiados para proteger a la protagonista.