SIN FRONTERAS PARA UNA VIDA EN FAMILIA

Eugenia* y su familia, antes de pensar en migrar a Colombia, tenían una buena calidad de vida. Vivian en una casa propia junto con su pareja, sus hijos y tenían un negocio donde distribuían comida al por mayor. “Nosotros comprábamos en un mayorista y distribuíamos a tiendas locales en una camioneta que también era de mi propiedad”, comenta Eugenia al recordar su trabajo en Venezuela. Conoce esta historia del proyecto Esperanza Sin Fronteras.

18-07-2023
Imagen de referencia del transito migrante

Eugenia* y su familia, antes de pensar en migrar a Colombia, tenían una buena calidad de vida. Vivian en una casa propia junto con su pareja, sus hijos y tenían un negocio donde distribuían comida al por mayor. “Nosotros comprábamos en un mayorista y distribuíamos a tiendas locales en una camioneta que también era de mi propiedad”, comenta Eugenia al recordar su trabajo en Venezuela.

Sin embargo, con la situación económica del país, su familia comenzó a notar la carencia de alimentos y productos de primera necesidad al trabajar con estos insumos en su día a día. Ante esta situación, en abril del año 2017, Eugenia y su familia decidieron dejar gran parte de su vida en Venezuela y migrar hacia Colombia, a la ciudad de Santa Marta.

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“En el tiempo que estuvimos en Santa Marta la situación estuvo muy fuerte, fue difícil en verdad. En donde vivíamos era una casa de lata en un terreno alquilado y el único que estaba generando recurso en ese momento era mi pareja. Los gastos para lo básico se llevaban todo el dinero, entre arriendo, comida y las cosas que necesitaban mis hijos. Allí duramos viviendo 5 años y gracias a Dios en ese tiempo hice el proceso para el PPT de mis hijos, mi pareja y el mío”, menciona Eugenia.

Con este documento, que les permite acceder a grandes beneficios por 10 años en el país, logró inscribir a sus hijos al colegio, lo cual hizo un poco más llevadera la situación. Así, vio a sus hijos aprender todos los días ya que “en algunas ocasiones fui víctima de xenofobia al momento de conseguir trabajo o en cuando estaba en la calle, pero mis hijos nunca”.

Pasado ese tiempo su papá, mamá, hermanas y sobrinos también tomaron la decisión de migrar y llegaron a la ciudad de Bogotá. Desafortunadamente, su padre tuvo un tema de salud y eso fue lo que los motivó a trasladarse con sus hijos y su pareja a Bogotá para volver a sentir ese calor de hogar después de tanto tiempo.

Sin embargo, durante ese trayecto de Santa Marta a Bogotá la pareja de Eugenia tomó la decisión de continuar su camino hacia Chile.

Un nuevo comienzo.

“Ya en Bogotá me inscribí en un curso de formación básica y especializada en belleza capilar en Kennedy y es lo que estoy ejerciendo ahora. Mientras estaba en ese curso conocí a World Vision porque desde FAMIG, me ayudaron para compartir mi caso y el de mi hermana a Esperanza Sin Fronteras, porque nosotros estábamos viviendo todos juntos en espacios muy pequeños”, cuenta Eugenia.

Con el apoyo del proyecto Esperanza Sin Fronteras, financiado por la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del Departamento de Estado de los Estados Unidos y la organización Humaniraria World Vision, Eugenia y su hermana fueron elegidas como participantes con la modalidad de transferencias monetarias para alojamiento con el objetivo de mejorar sus condiciones de vida.

“Gracias al apoyo que nos han brindado mi hermana logró mudarse a otro apartamento y yo estoy viviendo sola con mis hijos. Como todos están estudiando, me queda tiempo para trabajar y de eso saco para los gastos que hacen falta como pañales, comida y servicios. Ahora tenemos pensado, si Dios quiere, poder abrir un salón de belleza con mi hermana; ella trabaja en manicuare y pedicure y yo en el cuidado capilar”, menciona Eugenia emocionada.

Atención integral sin fronteras

Como parte del trabajo integral que el proyecto realiza en el centro del país, en Sogamoso, Garagoa y Tunja se realizaron jornadas para el fortalecimiento de capacidades en temas de protección internacional, regularización migratoria y protección de niñas, niños y adolescentes a 115 funcionarios del ICBF y Comisarias de Familia municipales, junto con sus equipos psicosociales, fueron capacitados en el marco de la alianza estratégica entre World Vision y la regional Boyacá del Instituto Colombiano de Bienestar Familia.

En estos procesos, se busca que los funcionarios cuenten con herramientas que les permitan fortalecer sus procesos de atención desde la protección internacional, dirigidos especialmente a población en condición de movilidad humana. Estos comprenden la ayuda las personas que están fuera de su país y no pueden regresar porque allí su vida corre peligro. De esta manera se resalta la importancia de actuar sobre los Principios Interamericanos sobre los derechos humanos de todas las personas migrantes, refugiadas, apátridas y las víctimas de la trata de personas.


Sobre World Vision

World Vision es una organización global de desarrollo, ayuda humanitaria, Advocacy (incidencia política y movilización), promotora de la justicia y de principios cristianos, centrada en la protección integral con ternura de las niñas y niños más vulnerables, incidiendo en la superación de la pobreza extrema, la plenitud de la vida y la transformación humana

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