LA ALIMENTACIÓN DE LAS FAMILIAS MÁS VULNERABLES EN PANDEMIA

- La realidad de las familias migrantes se encuentra marcada por la búsqueda de un lugar donde vivir y el hambre constante por la que tienen que pasar.

- WFP (Programa Mundial de Alimentos) y World Vision siguen adelante en su compromiso por brindarle a la niñez más vulnerable alimentos para disminuir la malnutrición.

05-03-2021

Mariannys es migrante. Tiene 29 años y su núcleo familiar lo conforman su esposo y sus dos hijos: Yonaikell, de dos años y Jonniel, de siete. Hace un año llegaron de Venezuela al departamento de Norte de Santander buscando nuevas oportunidades de trabajo y un futuro mejor. Sin embargo, la pandemia hizo que el hambre fuera cosa de todos los días.

Mariannys y su familia viven en un pequeño lote prestado por una habitante del sector que decidió vivir temporalmente fuera del departamento. No obstante, ella permanece con la incertidumbre y la angustia de no tener dónde vivir si ella regresa.

Antes del COVID-19, Mariannys ayudaba a su esposo en su labor de reciclador para obtener el  dinero necesario del diario y la alimentación de la familia. Sin embargo, cuando las cuarentenas y el uso de mascarilla fueron obligatorios, Mariannys no tuvo más opción que dejar de ayudarlo; por ello, ahora solo pueden juntar $5.000 pesos al día, cifra insuficiente para alimentar a toda la familia.

La ayuda llegaría en noviembre, cuando Yonaikell recibió atención y apoyo por parte del programa de “Asistencia Humanitaria” que llevan a cabo WFP y World Vision con las jornadas de nutrición realizadas en el departamento. Allí, Mariannys fue informada por los profesionales de las organizaciones, que su hijo estaba en la condición de desnutrición aguda moderada. Tenía un peso muy bajo, pues no se alimentaba con regularidad: solo podía permitirse comer dos veces al día.

A Yonaikell le fueron entregados de inmediato suplementos vitamínicos y recomendaciones específicas para su debida administración y garantizar su pronta recuperación. Adicional a esto, se les brindó apoyo monetario para comprar granos, fruta, verduras y lácteos.

Ya con el paso del tiempo, Jonikell empezó a alimentarse mejor y tener cada vez más energías para ser el niño alegre que es hoy en día. Gracias al seguimiento juicioso de Maryannis, hoy su hijo cuenta con un peso ideal. De igual forma, da gracias a Dios y a las organizaciones que la han ayudado con los recursos y el conocimiento de cómo alimentar a su familia, garantizando una buena nutrición para todos.

Con lágrimas en los ojos, Mariannys dice: “Gracias de corazón por el apoyo que le brindaron a  mis hijos, ya que no contamos con un trabajo digno y nos había sido difícil darles alimentos que los ayuden a crecer. Ellos necesitan alimentarse para vivir”.

WFP y World Vision continúan trabajando en las distintas regiones del país atendiendo a población refugiada y migrante proveniente del vecino país, de los cuáles más del 54% de ellos sufren inseguridad alimentaria.

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