LIDERESAS DE LA ESPERANZA

La señora María Ofelia y Omaira, orgullosas barranquilleras, se conocieron hace dos años con las valientes migrantes venezolanas, Anamary y Evelyn, cuando las circunstancias y las necesidades de la comunidad en la que viven se vieron agravadas por la falta de alimentos, oportunidades de trabajo, la difícil temporada de lluvias y la llegada de la pandemia por COVID 19; virus que a la fecha ha cobrado la vida de más de 126.000 personas a lo largo del territorio nacional.

En la ciudad de Barranquilla, donde residen estas mujeres, ejemplo de fortaleza y resiliencia, se han unido para apoyar a su barrio tocando puertas de fundaciones, organizaciones humanitarias y entidades gubernamentales con el objetivo de mejorar la calidad de vida de colombianos, migrantes y sus familias. Cada una de ella posee matices y personalidades diferentes, pero todas se han puesto al servicio de la comunidad, formando un grupo de lideresas en donde comparten saberes y la búsqueda del bien común.

La señora María Ofelia, presidenta de la Junta de Acción Comunal, a pesar de no tener hijos, es la ‘tía de todos’. Querida y respetada en la comunidad, fue la que recibió como primicia el apoyo del Programa Mundial de Alimentos de la ONU (WFP) y Word Vision con asistencia humanitaria a migrantes, colombianos retornados y comunidades de acogida. De inmediato, se puso en contacto con sus lideresas para que se enteraran del logro que habían conseguido con estas organizaciones humanitarias.

Anamary y Evelyn estaban pasando por momentos de austeridad económica, ya que en algunas ocasiones, ellas y sus familias, solo podían comer dos veces al día. Su llegada a Colombia, hace más de cuatro años, estuvo llena de dolor por dejar a su familia y a su patria. Además, con la llegada del virus, lo poco que podían reunir al día se redujo aún más. Con el proyecto de Asistencia Alimentaria, las madres migrantes lograron a solventar esta demandante necesidad.

“La primera cena que hice luego de hacer ese mercado fueron unas caraotas (fríjoles) negros con pasta, queso rallado, carne molida y unas arepitas que tanto hacían falta”, cuenta Anamarry con los ojos rebosantes de felicidad y una sonrisa tras la mascarilla. Mientras, Evelyn menciona que con la ayuda: “pude comprarle a mi hija KornFlakes y leche para su desayuno. Parece poco, pero en Venezuela, me atrevo a decir, es la comida favorita de los niños”.

A pesar de las dificultades, obstáculos y hasta enfermedades, la señora María Ofelia, Omaira, Anamary y Evelyn han hecho pequeños mercados para entregarlos a aquellas familias que, por diferentes circunstancias, no pueden pagar el alimento del día. El trabajo en equipo es lo que las mantiene unidas y como prueba de ello fue cuando Omaira, a causa de las inminentes lluvias, perdió una de las paredes de su hogar: con el trabajo en equipo y el trabajo arduo de su familia, pudo reparar este terrible daño.

Por otro lado, y para continuar con sus actividades como lideresas, han participado en distintos talleres de liderazgo comunitario para contar con herramientas que les permitan comprender los cambios en sus barrios y regiones e impactar de manera positiva a quienes más los necesitan.

Desde la llegada del proyecto a las ciudades de Barranquilla y Santa Marta, se han beneficiado 11.500 familias entre las que se encuentran niñas, niños, adolescentes, jóvenes, madres, padres y cuidadores.

Sobre World Vision

World Vision es una organización global de desarrollo, ayuda humanitaria y Advocacy (incidencia política y movilización), de principios cristianos, centrada en ayudar a las niñas y niños más vulnerables a superar la pobreza y experimentar la plenitud de la vida, sin distinción política, religiosa, de raza, etnia o género. En Colombia, World Vision tiene presencia nacional hace 43 años, acompañando la infancia y la adolescencia de miles de colombianos, desde dos enfoques: bienestar y protección integral con ternura.