RESISTIR Y NO DESISTIR

“Yo no sabía cómo postularme a las ofertas del SENA, tampoco sabía que podía tener un contrato de aprendizaje porque en el colegio nunca nos explicaron y en la casa soy la primera bachiller de la familia”, comenta Caterin, joven de 19 años que vive en Ciudad Bolívar. Conoce su historia de constancia que le han permitido cumplir sus sueños con el apoyo del proyecto Youth Ready.

01-02-2023
Caterin participa del proyecto Youth Ready en Soacha con el apoyo de World Vision

Esta historia se desarrolla en uno de los 341 barrios que tienen la localidad de Ciudad Bolívar en Bogotá. Allí se encuentra el 62 % de la población de estrato 1 de Bogotá y donde más jóvenes se encuentran en busca de una oportunidad, como Caterin, quien pese a tener que cuidar a su familia, decidió también seguir sus sueños.

Caterin Julieth tiene 19 años y se encuentra en segundo semestre del tecnólogo en Operaciones Contables y financieras en el Servicio Nacional de Aprendizaje-SENA. Vive con su abuela, quien ha ejercido el rol de madre y padre: “mi abuela entregó su vida para cuidar de mí y de mis hermanos y por eso a pesar de todo, soy muy feliz”, menciona Caterin con la frente en alto, agradecida con su abuela.

Desconoce el paradero de su padre. Su madre les colabora solo económicamente. No vive con ella ya que formó otro hogar y los dejó al cuidado de su abuela.

A finales del 2019 se graduó del bachillerato y en el 2020 inició la pandemia por COVID-19. Una situación que demandó su apoyo en el hogar. Su plan de vida luego de terminar su etapa de colegio, era poder conseguir un empleo para continuar con sus estudios, sin embargo, duró casi dos años sin poder cumplir esta meta a mediano plazo. “Estaba muy aburrida porque no había podido hacer algo diferente con mi vida, llegué a pensar que nunca más podría estudiar; estaba mal emocionalmente”.

Tenía tanto tiempo libre, que empezó a indagar sobre actividades o talleres en su comunidad y fue así como asistió a una reunión del proyecto Youth Ready (Jóvenes preparados para la vida) dirigido por la organización humanitaria World Vision, que iniciaba su proceso de implementación en Bogotá y Soacha.

“Cuando llegue allí, vi que habían más jóvenes de la zona que se encontraban, al igual que yo, aburridos sin hacer nada diferente a estar en casa. Nos enteramos que sería un proyecto diseñado para jóvenes el cual apoyaría planes y propósitos de vida. Como mi interés era estudiar continúe asistiendo, nos encontrábamos dos veces a la semana, y me gustó tanto que invité a más jóvenes al taller”, afirmó.

Caterin, una vez culminó su proceso de primera fase con Youth Ready donde aprendió sobre el empleo, el emprendimiento y la ciudadanía, logró entrar en la segunda fase del proyecto al SENA. Comenta que, “he tenido que enfrentar varios desafíos. Había perdido la disciplina de estudiar, de madrugar, de trasnochar para responder con las actividades académicas, pero también la falta de un computador y una red inalámbrica fueron las mayores dificultades. Tenía que pedirle prestado a los vecinos un computador y su internet. A veces me hacían el favor y otras veces no”.

Sin embargo, cada vez que pasaba por situaciones difíciles recordaba los ejercicios que realizaba con los demás compañeros en Youth Ready. Esa constancia y dedicación, dio frutos tiempo después; “firmé contrato de aprendizaje como a los dos meses de haber iniciado. Con el primer sueldo que recibí me compré un computador de segunda y de ahí en adelante, he podido solventar mis gastos de transporte y demás”.

La vida de Caterin y su familia ha cambiado, ya que replicó el conocimiento aprendido con sus hermanos y también ha mejorado su relación de familia: “les he podido transmitir muchas de las cosas que aprendí en los talleres de Youth Ready, como el tener una buena comunicación entre nosotros, la importancia de ser una persona segura y saber cómo manejar las emociones”.

Las herramientas para la vida y el fortalecimiento de capacidades, no solo apoyó a forjar aún más los lazos con su familia, sino que pudo presentar su entrevista de trabajo tranquila, controlando su expresión corporal, sus emociones y sentirse segura de sí misma, tal y como lo apropió en los talleres.

Este proyecto cree en las capacidades de las y los jóvenes, y los orientar a alcanzar sus sueños con herramientas que ellos desconocían, pero también a apoyar sus comunidades y ser resiliente. “Uno se convierte en un líder propositivo y participativo. Esto lo ven sobre todo los adultos que tienen el concepto de que el joven es perezoso, que no les gusta hacer nada, pero eso no pasa en nuestro barrio”. Y es que, los jóvenes de Youth Ready arreglaron el salón comunal para que con los profesionales de World Vision pudieran realizar actividades de integración y reflexión, donde otros miembros de la comunidad han participado y ven el empoderamiento de los jóvenes.

“Si yo no hubiera conocido este proyecto, seguramente estaría trabajando en algo informal, no estaría estudiando, no podría ayudar a mi familia económicamente como lo estoy haciendo ahora, el sueldo no me alcanzaría y tampoco podría ayudar a mis hermanos en sus tareas. Por eso, para mí, World Vision y Youth Ready es sinónimo de superación y de sueños cumplidos. Es familia.”, reflexiona Caterin.

Lo que ahora la hace más feliz es saber que un fin de semana puede invitar a su abuelita a comer helado o a almorzar y puede ayudar con los gastos del hogar.

Caterin sueña alto y quiere continuar estudiando para ser la primera profesional de su familia, tener una estabilidad laboral y ayudar a su familia a mejorar sus condiciones de vida.


Sobre World Vision

World Vision es una organización global de desarrollo, ayuda humanitaria, Advocacy (incidencia política y movilización), promotora de la justicia y de principios cristianos, centrada en la protección integral con ternura de las niñas y niños más vulnerables, incidiendo en la superación de la pobreza extrema, la plenitud de la vida y la transformación humana.

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