Historias de la frontera: la crisis migratoria desde los ojos de las madres migrantes

- La crisis migratoria entre Colombia y Venezuela durante los últimos años ha llevado a cerca de 2,600,000 personas a cruzar la frontera en diferentes puntos, ya sea por trochas o por los pasos fronterizos habilitados.

- 40.000 niños, adolescentes y jóvenes se han visto beneficiados por los proyectos de atención de WV en la frontera colombo-venezolana.

13-05-2019
Mes de la madre: todas cuentan, todas son irremplazables

01 DE MAYO 2019 - Jacqueline Castro es una madre colombiana retornada y cabeza de hogar, que se vio obligada a cruzar la frontera desde Venezuela debido a actual crisis social, económica y política del vecino país, durante el último año. Para poder darle un sustento a su familia, Jaqueline dejó crecer su cabello durante varios meses para poder cortarlo y venderlo, lo que le permitió compra comida para sus hijos.

“Muchas mujeres, de pronto  venden sus cuerpos, yo vendí pues mi cabello… yo con mucho dolor pregunte que en cuánto me compraban el cabello y me dieron $60.000”, recuerda Jacqueline desde su casa mientras cubre su cabeza con un pañuelo rosa.

Ella es uno de tantos rostros e historias que viven día a día las madres de la frontera que se ven obligadas a recurrir a medidas poco convencionales y en ocasiones extremas, con tal de sobrevivir a su situación y darles condiciones de vida medianamente dignas a sus hijos.

Reinaris, madre venezolana de una niña de 18 meses, por más que corrió tras el camión que la trasladaría de un refugio a otro tras haber cruzado la frontera, con su hija en brazos y sus pocas pertenencias, no alcanzó a subir la maleta en la que llevaba la ropa de su bebe.

“Fui corriendo para montarme adelante, donde va el chofer, por la niña para no montarnos en esas cosas de atrás, la maleta se había quedado con toda mi ropa y las de ella (mi hija) más que todo”, recuerda Reinaris, con algunas lágrimas en los ojos, en medio de un cuarto casi vació y con su pequeña bebe en los brazos.

Sin embargo y pese a su clara situación de vulnerabilidad, ella conserva las fuerzas y la esperanza de seguir adelante, sin importar las dificultades que tenga que afrontar. “Sigamos para adelante con ellos, no los desamparemos y siempre con ellos (los hijos) luchando, porque por ellos uno da todo, ¿verdad?”, afirma Reinaris convencida de sus palabras.

En una pequeña y oscura habitación, una numerosa familia se reúne, doña Morelba Evia junto a sus 5 hijos y su pequeña nieta, en brazos de su hija mayor de 22 años. Con voz quebrada y claramente afectada por la realidad esta madre venezolana recuerda las circunstancias y razones que la llevaron a cruzar la frontera con su familia:

“La pasada de hambre, pasamos muchas necesidades allá, no teníamos trabajo y lo que se podía comer era una sola vez al día, y en eso me tuve que venir yo sola y después me los traje poco a poco a ellos”, asegura Morelba.
“El anhelo, porque dejamos lo poco que teníamos allá, si nos gustaría regresar, pero por otro lado ya llevamos 2 años acá y hemos formado una familia, y nos gustaría quedarnos aquí”, piensa Morelba mientras su hijos atentos a sus palabras asienten con gestos.

En otro punto de la frontera, se encuentra Yodzemi Serrano, madre de 3 hijos con 37 años de edad, quien emigro desde Caracas, Venezuela; narra cómo fue el tomar la decisión de venir a Colombia hace 2 años y los motivos que la llevaron a dejar a atrás su país.

“Mi esposo es Colombiano y allá en Venezuela se puso la cosa muy muy difícil, que no alcanzaba para comprar lo necesario, y no tenía el empleo. Él tenía un carro, lo secuestraron, le robaron el carro y casi lo matan, y ese fue uno de los impulsos para tomar la decisión de venir a Colombia. Y bueno, lo pensé muchas veces porque (señalando a su hija e hijo, a lado y lado) si para uno como adulto es fuerte, para ellos también”, asegura Yodzemi.

A las afueras de un local en la frontera, el joropo ameniza la historia de Luzilba, una de las tantas madres venezolanas que se vieron forzadas a emigrar con su familia. Ella recuerda que hace 8 meses llegó a Colombia debido a la difícil situación económica en su natal Venezuela; entre su relato, menciona como los recursos solo alcazaba para comprar arroz, con el cual debía alimentar a su familia.

“… bueno y llegamos aquí (Colombia), gracias a Dios, y vamos a decirlo así, hemos podido vivir bien, mis hijos han podido comer bien sus 3 comidas, a veces hasta merienda… y bueno la verdad es que ha sido una bendición, Colombia ha sido una bendición para nosotros”, menciona Luzilba con un rostro sonriente y esperanzado.

Entre su relato, Luzilba comenta una anécdota de su hijo mayor, Anthony, quien al recibir el kit de aseo, que ella le puedo comprar gracias a los bonos que World Vision Colombia le entrego, repartió cada uno de los elementos entre sus hermanos menores, quienes al recibir sus kits de aseo más adelante, acordaron que primero utilizarían lo de su hermano mayor y luego compartirían con él sus propios elementos, asegurando que parte de las bendiciones recibidas tras su dura migración ha sido la unión como familia.

Como estas, se encuentran cientos de historias de esas madres de la frontera, que han vivido momentos complejos al verse obligadas a cruzar los pasos y trochas fronterizas con sus hijos, en muchas ocasiones bebes de brazos, en búsqueda de un mejor futuro o una simple oportunidad de vivir con mejores condiciones.

Es por esto que World Vision Colombia continúa su incansable trabajo día a día en el cuidado, la protección y la atención a estas comunidades vulnerables, que se dispersan a lo largo y ancho de los 2,219 kilómetros de frontera.

Beneficiando a más de 13.000 niños, niñas y adolescentes con programas de protección, seguridad alimentaria, proyectos de educación en situación de emergencia y programas de salud y cuidado.

Nuestro trabajo, en conjunto con organizaciones gubernamentales como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), el Ministerio de Salud y Protección Social, el Ministerio de Educación Nacional, y ONG aliadas como UNICEF, USAID, OFDA y el Programa Mundial de Alimentos, también nos ha permitido transformar la vida de más de 2000 madres y padres de familia.

En este mes de Mayo, mes de las madres, ellas más nunca merecen ser reconocidas y escuchadas, porque solo el amor de una madre a su hijo puede con todo obstáculo y muestra el ejemplo del amor de Dios por todos.

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