CUANDO LA EDUCACIÓN SE VUELVE UN RETO

#PorLosNiños

Tras la masiva afluencia de migrantes en Colombia, 165.475 niñas, niños, jóvenes y adultos han llegado a la región de La Guajira, lo que ha implicado que las capacidades de atención se vean desbordadas en todo aspecto, especialmente en la educación y bienestar de cientos de niñas, niños y jóvenes.

15-05-2020
Profesora Diliana Robles con su grupo de estudiantes del proyecto “Acceso a Educación de Calidad” en La Guajira.

Entre ellos se encuentra Kellys y su hija Dariángel, quienes dejaron atrás su hogar en Venezuela para instalarse en la zona rural del municipio de Riohacha, viéndose expuestas día a día a diferentes limitaciones económicas, de alimentación, salud, educación y acceso a servicios básicos. Una situación de alta vulnerabilidad que se ha visto agravada por la actual emergencia por COVID-19 y las restricciones de movilidad producto de las medias de aislamiento obligatorio.

Para esta madre, antes de la emergencia sanitaria, el recorrer varios kilómetros con su hija para poder llegar a la institución educativa más cercana se había convertido en una tarea imposible, lo que implicaba en que el derecho a la educación de Dariángel se viera en riesgo.

“Se me hace difícil poder enviarla (a la escuela), porque yo no puedo estar caminando todos los días para llevarla y recogerla pues tengo que cuidar de mi otra bebé. Y es que es muy lejos y yo quedo preocupada porque es mucha distancia que recorrer, el clima es muy caliente y no tengo con quien dejar a mi otra bebé”, afirmó Kellys en una de las visitas de acompañamiento realizadas dentro del proyecto. 

Una situación que fue identificada por el equipo de World Vision Colombia, en la región Caribe, logrando brindar acompañamiento y guía de parte de la Profesora Diliana Robles, quien sin importar el esfuerzo y la distancia, día a día recorría los caminos rurales recogiendo a todas las niñas, niños y jóvenes de la zona para vincularlos al proyecto “Acceso a Educación de Calidad”, desarrollado por la ONG junto con la organización ECW e importantes aliado de la sociedad civil.

Labor que implica visitas casa a casa, en donde la profesora Robles logra identificar a las niñas, niños y jóvenes que no están estudiando, acercarse a sus familias, socializar el proyecto y sensibilizarlos sobre la importancia de dar continuidad a los procesos escolares como garantía del derecho a la educación.

“Son niños que están en la casa, que no están estudiando y que no tienen esa facilidad o apoyo económico por la misma situación de ser migrantes, de poder dirigirse a una escuela, poder estudiar y poder cumplir con los requisitos que pide la escuela. Yo los recojo y caminamos aproximadamente 2 kilómetros para llegar, dar las clases toda la mañana y al finalizar la tarde me regreso con ellos por las trochas para dejarlos en sus casas”, afirma la profesora Diliana Robles. 

Sin embargo, tras la declaratoria de la pandemia por COVID-19 y el cierre temporal de las instituciones educativas dentro de las medidas de contención del contagio, 320 niñas, niños y jóvenes se han visto expuestos nuevamente a no tener acceso a una educación de calidad.

Una población que se suma a las cientos de personas, miembros de las comunidades más vulnerables del departamento, entre familias migrantes, población indígena, afrocolombiana y comunidades de acogida, expuestos a mayores riesgos al ver limitado su acceso a recursos económicos para la compra de alimentos, productos de aseo e higiene personal, elementos de protección contra el virus (tapabocas, guantes, antibacterial), e incluso inmersos en dos emergencias simultaneas: la crisis migratoria y la pandemia sanitaria.

“Me preocupa la situación que estamos viviendo actualmente en todos los aspectos de la vida en la región. Las restricciones de movilidad implican que muchas familias, que no tienen otra fuente de ingreso que el salir día a día para trabajar por su sustento diario y poder alimentarse, están siendo muy afectadas, especialmente las niñas y niños que están padeciendo muchas vulnerabilidades. Al principio podíamos ir a hablar con ellos y darles recomendaciones de cuidado en sus familias, pero ahora vemos limitado ese contacto y es altamente preocupante”, asegura la profesora Robles.   

Por lo mismo, dentro de la ejecución del plan de respuesta a la emergencia, World Vision ha adelantado, desde el mes de marzo, jornadas de atención y entrega de 525 paquetes de alimentos, 320 kits de higiene y kits de material pedagógico para ser desarrollado en casa y dar continuidad a los procesos escolares.

Una serie de acciones que, complementadas con la continuidad de los proyectos de atención desarrollados en la región, le permitirán a Dariángel y a su mamá, como a cientos de niñas, niños, jóvenes y sus familias, superar esta situación y transformar su vida, apoyándolos en su bienestar y protección integral.

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