CLAUDIA LÓPEZ MENESES, UNA HEROÍNA BENDECIDA CON EL DON DE SERVIR A LOS MÁS VULNERABLES

#HéroesAnónimos

Con treinta años de trayectoria como trabajadora humanitaria, Claudia López Meneses ha destinado más de la mitad de su vida al servicio del desarrollo social y comunitario de Nicaragua. A sus 51 años contagia de energía, compromiso, y despierta admiración a quienes tienen la oportunidad de conocerla.

18-05-2020
Para Claudia, la humildad y la empatía son características fundamentales que deber tener un líder y durante sus años como responsable de diversas áreas lo ha ejemplificado.

Trabajadora social, Máster en Métodos de Investigación Social Cualitativa y en Políticas Públicas con énfasis en Derechos de la Niñez, actualmente asume la gerencia del programa técnico Niñez y Adolescencia Libre de Violencia de World Vision Nicaragua.

Es una madre y abuela que asegura que es posible llevar una vida familiar y laboral de forma equilibrada.

Ha formado parte de la familia naranja por 24 años, casi desde su fundación, y ha estado en diversos puestos y áreas de World Vision. “Inicié como Facilitadora de Desarrollo Integral, un rol que involucraba estar en contacto directo con la comunidad. En ese momento era responsable de dos comunidades en Jinotepe y tres en Granada; con esta experiencia tuve que aprender a andar en moto y en los noventas no había muchas mujeres manejando motos y me animé a hacerlo, esto me ayudó a afianzar mi independencia como mujer”, comparte.

Asegura que la organización ha sido una escuela en lo profesional, personal, pero, sobre todo, en el área espiritual. “Siento que World Vision apareció en mi vida en un momento delicado de mi vida para reencontrarme con fe y para definir un rol de líder”.

“Me gusta aprenderme el nombre de las personas”

Cuando asumió la gerencia de dos programas de área, Claudia tenía dos cosas seguras: No quería cambiar ni su esencia, ni su forma de relacionarse con el personal.

“Recuerdo que le decía a una lideresa inmediata: Yo no puedo dejar de ser quién soy, quiero mantener las relaciones horizontales en el marco del respeto. Me gusta aprenderme el nombre de las personas, para mí es importante, a la gente le gusta que les llamen por su nombre y trato de llevarme bien con las personas con quienes me relaciono, independientemente del cargo que tengan”, afirma. 

Para Claudia, la humildad y la empatía son características fundamentales que deber tener un líder y durante sus años como responsable de diversas áreas lo ha ejemplificado. “He podido sentir en este tiempo que la gente me reconoce y me respeta por la forma en cómo he construido las relaciones con mis colegas”, comparte.

De igual forma, la oportunidad de estar en el liderazgo de diversas áreas de la organización le ha permitido crear lazos de hermandad laboral más allá de la oficina en Nicaragua “Cuando asumí la Coordinación del Área de Monitoreo y Evaluación, en la cual, estaba solamente yo, World Vision me dio la oportunidad de viajar a las oficinas de otros países y puedo asegurar que tengo una familia naranja más allá de las fronteras del país”, expresa.

Una lideresa apasionada por el don de servicio

En el contexto actual, afectado por la pandemia COVID-19, World Vision ha desarrollado diversas actividades de respuesta a la niñez que acompaña. En Nicaragua, World Vision ha entregado más de 35 mil kits de higiene y actualmente, bajo el programa Niñez y Adolescencia Libre de Violencia, coordinado por Claudia López, está distribuyendo más de 38 mil de Protección y Ternura.

Claudia y su equipo lideraron la respuesta que desde el programa de Protección se iba a dar a la niñez y adolescencia más vulnerable del país. Claudia estuvo en el proceso de diseño, elaboración y en la entrega directa de los kits en las comunidades durante las dos primeras semanas; para ella, cada oportunidad de acercamiento a las personas a quienes World Vision sirve en una experiencia enriquecedora para el alma.

“Ver la sonrisa de los niños, cómo ellos abrían la bolsa y miraban todo lo que traía el kit y ver a los papás contentos por sus hijos es algo que no tiene precio. También el agradecimiento de los voluntarios al ver que el mismo kit de Protección que andaba el personal, era el mismo que se les entregaba a ellos, es una experiencia que te llena el corazón. Cada experiencia en campo en mis años en la organización me ha marcado y han contribuido a formar a la Claudia que soy ahora”, expresa.

Al igual que ahora, en años anteriores, Claudia ha servido al país en momentos de crisis humanitarias posteriores a huracanes y terremotos.

“El amor hace mucho”

Hace dos meses y con solo tres días de diferencia, Claudia atravesó la muerte de dos personas que acompañaron y marcaron su vida: su esposo y su padre. Durante sus momentos de duelo experimentó el consuelo de Dios en su vida y sintió el deseo que continuar con su servicio a los más vulnerables, aún en medio de sus pérdidas.

“El amor hace mucho y siento un amor muy especial por World Vision. Para mí, esta fue una experiencia de retribuir a la organización todo lo que me ha dado. Cuando mi esposo tuvo la recaída, pedí una semana a cuenta de vacaciones para cuidarlo y luego recurrí a las políticas de la organización, tenemos una política amigable que nos permite cuidar a un familiar directo que esté delicado de salud y luego, conversé con mi superior para que me diera la oportunidad de hacer teletrabajo y trabajar desde el hospital, ahí andaba con mi mochila por los pasillos de Unidad de Cuidados Intensivos, apoyando y cumpliendo también con mi equipo de trabajo”, comparte.

“Trato de honrar sus legados”

Cuando Claudia decidió no tomar su tiempo reglamentario para procesar el duelo e involucrarse de lleno en la respuesta de protección frente al COVID-19, sintió que reintegrarse a sus labores era una forma de honrar el legado de sus amados.

“Mi padre fue un hombre de carácter muy fuerte, era autodidacta, perseverante y muy responsable; mi esposo, era un hombre servicial, emanaba mucho amor, nobleza y solidaridad con todas las personas a su alrededor, él decidió vivir para servir a otros. Para mí, cumplir con mi responsabilidad con el trabajo y reintegrarme directamente a distribuir kits en las comunidades fue una forma de acercarme a ellos. Por temas de propagación del virus sentí un poco de temor, pero decidí hablar con mi jefe y le pedí que me autorizara viajar a las comunidades, mi oportunidad de servir a otros me ha ayudado en mi proceso de sanación. Con mi labor de servicio trato de honrar sus legados”, comparte.

Para ella, la única forma para explicar la fortaleza con la que se ha enfrentado a sus pérdidas y el compromiso con su labor ha sido la providencia de Dios, el acompañamiento de su familia naranja y el amor hacia las niñas, niños y adolescentes en las comunidades.

Claudia López Meneses es una heroína que ha dedicado su vida para forjar mejores condiciones de vida para la niñez y adolescencia de Nicaragua. Desde World Vision Nicaragua reiteramos nuestro amor, respeto y admiración por su legado de amor y entrega.

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