CAMINANTES: LA MOCHILA DE LOS TESOROS

A mi, la mochila viajera de Eliana (3 años) y Jeiber (6 años), me compraron en Venezuela. No recuerdo bien dónde, pero lo que sí tengo claro es que me compraron con un propósito especial: acompañar a esta familia en un largo viaje. Podía ser un recorrido de cinco o cincuenta días caminando, dependiendo de cual fuera nuestro destino. Por lo que escuchaba de las conversaciones de sus padres, al parecer, nos tocaba el de cincuenta.

16-06-2021

Recuerdo la alegria de los niños cuando su mamá y su papá me presentaron por primera vez. A Eliana le gustaron mis orejitas de gato, mis ojos y mi boca; a Jeiber los tonos azul verdoso brillante de mis costados y el par de bolsillos que tengo escondidos.

Llegó entonces el día en que nos pusimos en camino. Sabía que una misión que debía cumplir en este viaje a Colombia era cuidar y llevar los más preciados tesoros de Eliana y Jeiber: sus juguetes. No eran muchas cosas pero los hacían felices: un carro pequeño, un oso de peluche, celulares de juguete y trozos de plástico que alguna vez hicieron parte de un castillo de princesas. No llevaban consigo más que las cosas que les hicieran volar la imaginación.

Cuando empezamos la travesía me di cuenta de que había muchas niñas y niños, también mamitas embarazadas o con bebés en sus brazos. Todos ellos caminaban como nosotros y se dirigían a Bogotá, Cali, Medellín, Santa Marta y hasta Perú y Ecuador. Cuando escuchaba a las familias hablar sobre qué esperaban de su futuro cada vez que descansábamos para conseguir agua y comida, muchos decían querer retornar al país o radicarse en Colombia.

Un día la mamá de los niños se lastimó un pie. Por ello no podíamos avanzar tan rápido como queríamos y tampoco pudimos escapar del frío del páramo pues no encontramos un albergue sobre la carretera. Sin embargo, con mucho esfuerzo logramos superar esta dificultad; por sobre todo, pude distraer a Eliana y Jeiber con sus juguetes. Era en esos momentos en los que debía tener más cuidado para que no se perdieran y se pusieran tristes en el camino.

A medida que pasaban los días me turnaban siempre para no cansarse. Me llevaba a la espalda el papá e incluso en ocasiones Jeiber. Otras veces iba en el coche pero no había mucho espacio y tenía que esforzarme para que el oso de peluche de Eliana no durmiera presionado contra las varillas del coche. Aún así puedo decir que son felices conmigo porque puedo llevar parte de su alegría y eso me hace tener un lindo propósito con ellos.

Ahora no se exactamente donde estamos, pero espero que pronto lleguemos a nuestro destino. Quiero estar en un lugar en donde pueda jugar con Eliana y Jeiber sin tener que preocuparnos de nada más que crear historias divertidas y fantásticas con los celulares, el oso de peluche y el carro pequeño; historias que hagan brillar de emoción los rostros de estos niños que, a pesar de caminar y caminar, siguen en ese reino donde la infancia sigue viva.


Sobre World Vision

World Vision es una organización global de desarrollo, ayuda humanitaria y Advocacy (incidencia política y movilización), de principios cristianos, centrada en ayudar a las niñas y niños más vulnerables a superar la pobreza y experimentar la plenitud de la vida, sin distinción política, religiosa, de raza, etnia o género. En Colombia, World Vision tiene presencia nacional hace 43 años, acompañando la infancia y la adolescencia de miles de colombianos, desde dos enfoques: bienestar y protección integral con ternura.

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